Celebramos hoy a San Ignacio de Loyola, quien fundó la Congregación de la Compañía de Jesús. Un gran santo, sin ninguna duda, y con gran repercusión en nuestra iglesia.
Una anécdota reflejará su entereza ascética y su imitación del Señor en busca de la oveja perdida. La dicta él mismo:
"El español en cuya compañía había estado al principio y le había gastado los dineros, todo el dinero de limosna que había recogido para poder estudiar un curso entero, sin se los pagar se partió para España por vía de Ruán; y estando esperando pasaje en Ruán, cayó malo. Y estando así enfermo, lo supo el peregrino por una carta suya, y viniéronle deseos de irle a visitar y ayudar; pensando también que en aquella conjunción le podría ganar para que, dejado el mundo, se entregase del todo al servicio de Dios. Y para poder conseguirlo, le venía deseo de andar aquellas 28 leguas que hay de París a Ruán a pie, descalzo, sin comer ni beber; y haciendo oración sobre esto, se sentía muy temeroso. Al fin fue a Santo Domingo, y allí se resolvió a andar al modo dicho, habiendo ya pasado aquel grande temor que sentía de tentar a Dios.
Al día siguiente por la mañana, en que debía partir, se levantó de madrugada, y al comenzar a vestirse le vino un temor tan grande, que casi le parecía que no podía vestirse. A pesar de aquella repugnancia salió de casa, y aun de la ciudad, antes que entrase el día. Con todo, el temor le duraba siempre y le siguió hasta Argenteuil, que es un pueblo distante tres leguas de París en dirección a Ruán, donde se dice que se conserva la vestidura de Nuestro Señor. Pasado aquel pueblo con este apuro espiritual, subiendo a un altozano, le comenzó a dejar aquella cosa y le vino una gran consolación y esfuerzo espiritual, con tanta alegría, que empezó a gritar por aquellos campos y hablar con Dios. Y se albergó aquella noche con un pobre mendigo en un hospital, habiendo caminado aquel día 14 leguas. Al día siguiente fue a recogerse en un pajar, y al tercer día llegó a Ruán...".
A él le gustaba decir esa frase que resume toda su vida: "En todo amar y servir". Que San Ignacio interceda por nosotros.
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