Hace ya unos días, comenzamos el AÑO DE LA FE en toda la Iglesia. Será un tiempo largo dedicado a esa virtud teologal tan importante como es la Fe. Aprovechemos este tiempo, y no nos cansemos de pedir al Señor que aumente en nosotros esa virtud.
La fe es capaz de mover montañas; si la dejamos fructificar en nosotros, el Señor se mostrará grande y verdaderamente dentro de cada uno estará reinando Dios. Ojalá que nuestra fe cada vez se vaya pareciendo más a un granito de mostaza, que una vez sembrado, crece y forma un gran árbol donde los pájaros anidan.
Con el Señor se puede. "Señor, aumenta nuestra fe, y haz de ella un instrumento de evangelización en nuestro tiempo".
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