Siempre me ha gustado mucho esta oración. La conocí con apenas 15 años, rezada con una bonita música de fondo, que cuando, ahora la releo, viene a mi memoria. Es la oración propicia para este día, conmemoración de todos los fieles difuntos. Ellos ya gozan del silencio y de la paz, y no habrá para ellos llanto, ni luto, ni dolor. Ojalá ya gocen de la gloria de Dios, porque la vida del hombre es contemplar a Dios. Que tengamos muy presentes hoy a todos esos queridos amigos y familiares que ya se fueron, pero que siguen vivos en nuestro recuerdo. Hagamos por ellos esta preciosa oración: Silencio y Paz.
Silencio y Paz,
fue llevado al país de la vida.
¿Para qué hacer preguntas?
Su morada, desde ahora es el descanso,
y su vestido la luz para siempre.
Silencio y Paz, ¿Qué sabemos nosotros?
Dios mío, Señor de la historia y dueño
del ayer y del mañana, en tus manos están las
llaves de la vida y de la muerte. Sin preguntarnos, te los llevaste contigo a la morada Santa, y nosotros
cerramos nuestros ojos, bajamos la frente y
simplemente decimos: está bien, así sea.
Silencio y Paz, la música fue sumergida en aguas profundas,
y todas las nostalgias gravitan sobre las
llanuras infinitas.
Se acabó el combate, ya no habrá para ellos
lágrimas, ni llanto, ni sobresaltos. El sol
brillará por siempre sobre su frente, y una paz
intangible asegurará definitivamente sus fronteras.
Señor de la vida y dueño de nuestros destinos,
en tus manos depositamos silenciosamente, a nuestros seres entrañables y amados que se nos fueron.
Mientras aquí abajo entregamos a la tierra
sus despojos transitorios, duerman sus almas inmortales
para siempre en la paz eterna, en tu seno
insondable y amoroso, oh Padre de misericordia.
Silencio y Paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario