Pablo, conocido como el apóstol de los gentiles, no conoció a Jesús, e incluso fue un perseguidor suyo, pero su conversión fue tan radical que llegó a afirmar lo siguiente: "Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir". O también: "Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mi".
Encomendemos en este día a toda la iglesia, y de manera especial al Papa Benedicto y sus intenciones. Oremos por los sacerdotes, por los consagrados y por todo el pueblo santo de Dios, para que verdaderamente nos esforcemos en mostrar al mundo el gran amor que Dios nos tiene.
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