Seguimos inmersos en el año de la fe, un tiempo en el que se nos pide intensificar el encuentro con Dios y redescubrir la alegría de creer en Jesucristo. ¿Estamos en ello? Ojalá que sí. Pidamos en este día al Señor que aumente nuestra fe, porque es débil y pequeña; que aumente nuestra esperanza, para confiar en Él sin límites, y que nuestro amor sea el mismo que el suyo, un amor sin medida. Si lo hacemos a través de María, nuestra petición no será desechada. Que este año de la fe sea un revulsivo para nuestra fe décil, y que nuestra esperanza y amor se vean aumentados, y podamos contribuir a hacer más feliz la vida de los que tenemos al lado.
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