Estamos ya en el viernes de la tercera semana de Cuaresma, y de nuevo, la Iglesia nos invita a practicar algunos ejercicios que simbolicen y exterioricen nuestra preparación hacia la Pascua. Hoy es un día para abstenerse de todo aquello que no nos acerca a Dios; también una jornada para contemplar a Jesús en su camino hasta el Calvario, y por supuesto, para orar y permanecer junto al que entrega cada día su vida por nosotros, sus preferidos.
Aprovechemos el tiempo cuaresmal, y esperemos con alegría la resurrección de nuestro Dios. Él vencerá a la muerte; Él sacará bien de todo, y con ello, nos proporcionará la salvación.
María, mujer fuerte y orante, nos ayuda e intercede por nosotros. No nos soltemos nunca de su mano.
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