Una bonita oración


Un amigo me ha pasado esta bella oración que hoy comparto con vosotros. Pidamos al Señor que ponga en nosotros sus ojos y su mirar, para poder ver todo desde su óptica, con sus ojos de misericordia y su corazón de perdón:

Dame Señor, ojos nuevos para ver la novedad de tu Espiritu que habita en cada tiempo y lugar, para descubrir la vida que late y que quiere brotar en cualquier trozo de tierra que alguien remueve al pasar.
Para mirar de otro modo, lo que , pareciendo igual, es el aqui y ahora donde tú, Señor, estás para hacer nuevas las cosas que yo no puedo cambiar. Dame Señor, ojos nuevos para mirar más allá de la mirada miope que nunca ayuda a avanzar.Para descubrir tus signos de esperanza y de verdad en estas gentes sencillas, en esta dificultad...Para contemplar la vida por dentro, en profundidad, para que brille en mis ojos tu mirada de bondad. Danos Señor, ojos nuevos, gafas, corazon quizá, podra ser todo lo mismo pero desde tu mirar....se encenderan otras luces y ya nada sera igual.

Madre, mírame, y transfórmame


Hoy es sábado, y la iglesia en este día mira de manera especial a María, la toda santa, la Madre de Jesús. ¿Quién mejor que Ella para interceder por nosotros? ¿Quién mejor para llevarnos hasta su Hijo Jesús?. Meditemos hoy en su vida, en sus virtudes, y sobre todo pidamos su intercesión. Ella es modelo de docilidad, de entrega, de abandono confiado en las manos de Dios, de valentía y de sencillez.


Que en este día repitamos muchas veces: "Madre, mira cómo soy, y hazme como tú quieras que sea".

"Todos juntos podemos"

En medio de nuestra sociedad, marcada por la crisis económica, acordémonos hoy, de manera especial de aquellos que viven en situación de dificultad y miseria, de aquellos que no tendrán hoy nada que llevarse a la boca. Imploremos la misericordia del Señor para ellos, y pidamos para nuestros gobernantes luz e inspiración para poner soluciones adecuadas a esta situación.
Por otra parte, no esperemos todo de los gobernantes, aportemos cada uno nuestro granito de arena, seamos solidarios, pongamos la otra mejilla, demos limosna, recemos por los que sufren, y el mundo será un poquito mejor.
Feliz día a todos, marcado por el viernes, día en el que la iglesia mira al costado abierto de Cristo en la cruz. "Señor, no nos quites la cruz, más bien danos fuerza para llevarla con valentía y coraje".

"De vacaciones...pero con Dios"


Se acerca el tiempo del verano, ese período que llamamos de "vacaciones", aunque esta palabra a mí no me gusta mucho, pues muchas veces, puede sonar a "no hacer nada", y como una época en la que se puede hacer el vago porque "estamos de vacaciones".


El tiempo veraniego es una época preciosa para realizar otras actividades que no podemos hacer durante el año: campamentos, voluntariado, unos días de descanso con la familia, aprovechar para hacer algún curso formativo complementario.....




Es hora de planificarlo, y sobre todo de pensar en aprovecharlo. No es tiempo de no hacer nada, sino de descansar, y el descanso es cambiar de actividad, hacer otras cosas que a veces, por falta de tiempo o por las circunstancias de la vida no podemos hacer.




Os invito a todos a aprovechar los meses del verano. Ojalá sea un tiempo que realmente aprovechemos y sobre todo unos meses en los que no dejemos a Dios de lado. Dios quiere también descansar con nosotros, hacerse el encontradizo. Él nunca se aparta de nosotros, nunca está de vacaciones, sino que siemopre está disponible para entregarnos su amor y su misericordia. Hagamos del verano una oportunidad para descansar con Dios y en su Corazón.

"Corazón de Jesús: abrásanos"

Aquí podeis ver un vídeo de la procesión que se hizo en Valladolid el día del Corazón de Jesús. Una procesión deslucida por la lluvia, pero no por eso muchas personas dejaron de acercarse a honrar a Jesús y María. Demos gracias a Dios por el agua, que fecunda la tierra, aunque a veces sea incómoda, y demos gracias también por el año sacerdotal, clausurado en este mismo día del Corazón de Cristo.


http://www.youtube.com/watch?v=LZVsjGoLiAA&feature=player_embedded

"El gol de Pablo"


Os presento unas líneas realmente bellas de Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, sobre la película "La última cima", la cual recomiendo encarecidamente:


En el momento en que escribo estas líneas, llegan con nitidez hasta mi despacho la algarabía de la fiesta y los cantos con los que tantos donostiarras celebran en la calle la victoria de la Real Sociedad de San Sebastián… Los goles de Carlos Bueno y de Xabi Prieto han posibilitado el tan anhelado ascenso a la Primera División. Antes de nada, vaya una vez más mi felicitación a todos los miembros del equipo realista y a toda su afición por este ascenso. ¡Gracias a todos vosotros por esa “inyección” de sana ilusión que habéis aportado durante toda la temporada a la sociedad guipuzcoana! Pero, como podéis suponer, el “gol” al que yo me refiero en el título de este artículo, no se metió en Anoeta, sino en muchas salas de cine a lo largo de la geografía española. Me estoy refiriendo a la proyección de la película “La última cima”, del director Juan Manuel Cotelo, un documental de la vida del joven sacerdote Pablo Domínguez, fallecido en accidente hace poco más de un año, mientras descendía del pico del Moncayo, en Huesca.


La virtud de la película consiste en servirse de esta historia real y concreta, ciertamente atrayente y conmovedora, para introducirnos a todos en el debate sobre la imagen de los sacerdotes en la sociedad actual… Las palabras del propio director al inicio de la película son bien elocuentes: “Hoy en día, si crucificas a un sacerdote, eres admirado… pero si hablas bien de él, te crucifican a ti”. Creo sinceramente que existen razones para hablar de anticlericalismo en nuestra cultura actual. Me refiero, obviamente, a un anticlericalismo injustificado. Me llamaron especialmente la atención algunos de los datos reflejados en una de las encuestas realizadas por la Fundación Santa María, en la que al mismo tiempo que se ponía de relieve la creciente desafección de los jóvenes con respecto a la Iglesia; sin embargo, se matizaba que la imagen de la Iglesia era mucho más negativa en los jóvenes que no tenían un trato directo con ella, que en aquellos otros que conocían personalmente lo que estaban juzgando. Dicho de otra forma, está alimentado por determinados estereotipos falsos sobre los sacerdotes, que se difunden indiscriminadamente. “La última cima” tiene el atrevimiento de romper mitos y moldes, presentándonos una imagen del clero “políticamente incorrecta”; y para ello, se sirve del modelo fresco y atrayente de Pablo Domínguez.


El estreno de la película ha coincidido con la clausura del Año Jubilar Sacerdotal que el Papa ha celebrado en Roma, acompañado por más de quince mil sacerdotes católicos, llegados de todas partes del mundo. No deja de ser una paradoja que precisamente en el transcurso de este Año Jubilar Sacerdotal, se hayan destapado en diversos lugares del mundo, los gravísimos pecados cometidos por algunos pocos sacerdotes, principalmente en décadas pasadas. Algunos podrían llegar a pensar que todas estas noticias hayan podido reducir a la nada los esfuerzos del Papa en la convocatoria del Año Jubilar Sacerdotal. Pero, Benedicto XVI lo ha visto desde otra perspectiva. Sus palabras pronunciadas en la Plaza de San Pedro el viernes pasado, son dignas de meditación: “Si el Año Sacerdotal hubiera sido una glorificación de nuestros logros humanos personales, habría sido destruido por estos hechos. Pero, para nosotros, se trataba precisamente de lo contrario, de sentirnos agradecidos por el don de Dios, un don que se lleva en «vasijas de barro», y que una y otra vez, a través de toda la debilidad humana, hace visible su amor en el mundo. Así, consideramos lo ocurrido como una tarea de purificación, un quehacer que nos acompaña hacia el futuro y que nos hace reconocer y amar más aún el gran don de Dios”.
El Papa ha ido todavía más lejos, cuando ha definido el sacerdocio de una forma inédita: “Esta audacia de Dios, que se abandona en las manos de seres humanos; que, aun conociendo nuestras debilidades, considera a los hombres capaces de actuar y presentarse en su lugar, esta audacia de Dios es realmente la mayor grandeza que se oculta en la palabra «sacerdocio»”.
Tuve la suerte de conocer a Pablo Domínguez, y pienso que merece la pena asomarse a “La última cima”, para conocer su testimonio de fe, humildad, buen humor, generosidad, y entrega fiel. Merece la pena poner los ojos en los rascacielos que apuntan alto, por más que algunos se esfuercen en hacernos creer que la ciudad se reduce a sus cloacas… ¡Gracias Pablo por este “gol” que nos brindas desde el Cielo! ¡Gracias por haber mostrado que nuestros curas son “buena gente”, además de habernos introducido en el misterio del sacerdocio!.

Monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián

"Locura de Jesús Eucaristía"


La iglesia se alegra hoy, 15 de junio, con la fiesta de una santa virgen, fundadora de las Adoratrices: Santa María Micaela. Ella destacó por ser una enamorada de Jesús en la Eucaristía, y así, es conocida como "la loca del sacramento". Ojalá también a cada uno de nosotros se nos pueda conocer por lo mismo, por nuestro amor al Señor sacramentado, y por tener hambre y verdadero deseo de comulgar a Jesús cada día en la Santa Misa. Pidamos hoy la intercesíón y ayuda de esta santa, y pidamos también por las Adoratrices, que atienden a tantas personas alejadas y las reintegran para poder tener una vida cristiana.

Señor, gracias por la vida de Pablo Domínguez


Comparto hoy con vosotros un comentario del Periodista Juan Manuel de Prada sobre la película "La última cima". Merece la pena:

La pasada semana se estrenaba en apenas un par de salas de Madrid, ignorada por la mayoría de los medios, la película de Juan Manuel Cotelo La última cima. Cuando escribo estas líneas ya son, sin embargo, más de sesenta los cines que proyectan o se disponen a proyectar la película, por petición de miles de personas anónimas canalizada a través de internet... y la cifra crece día tras día. ¿Y qué nos cuenta La última cima? A simple vista, la vida de un cura, Pablo Domínguez, evocada por allegados y amigos; un cura muerto trágicamente en la flor de la vida, mientras descendía del Moncayo; un cura que a todos los que se cruzaron en su camino cautivó por su generosidad, su sabiduría, su júbilo de vivir; un cura culto, brillante, atractivo, decano de la facultad de Teología de San Dámaso, que a buen seguro habría alcanzado las más altas dignidades eclesiásticas si no se hubiese despeñado mientras hacía alpinismo. Confesaré que la expectativa de tragarme una suerte de hagiografía sobre un «cura extraordinario» me repateaba un poco; sobre todo porque a mí los curas que me gustan son los curas ordinarios. Así que acudí a ver La última cimalleno de reticencias.
Pero enseguida descubrí que el asunto secreto de La última cima eran, precisamente, esos «curas ordinarios» que a mí tanto me gustan; y, más todavía, el misterio de su vocación, que un día los obligó a abandonarlo todo. «Yo ya no me pertenezco», afirmó Pablo Domínguez en el día de su ordenación, según se nos cuenta en algún pasaje de esta película; y sobre ese des-pertenecerse, sobre el sentido de la donación sacerdotal —a Cristo y al prójimo— es sobre lo que, en última instancia, trata La última cima. La película traza la figura de un cura alegre, desprendido, muy contagiosamente entusiasta, que se toma a sí mismo a broma, precisamente porque toma muy en serio su vocación. Y, mientras la figura de Pablo Domínguez nos va siendo elucidada, descubrimos que es un cura tan «ordinario» como otros muchos curas que hemos tenido la suerte de conocer; y que lo que lo torna extraordinario no son tanto sus prendas personales como el denuedo con que se entrega a Quien pertenece. La última cimapodría haberse conformado con la evocación del cura carismático; pero Cotelo quiere profundizar en el sentido y en la razón de ese carisma. Y es entonces cuando su película se torna escandalosa para la mentalidad contemporánea, porque habla de lo sobrenatural irrumpiendo en la vida de un cura «ordinario», habla de lo sagrado anidando eucarísticamente en el corazón humano, ensanchando los horizontes de una vida entera.
La última cima es arriesgada, porque se atreve a homenajear la figura de un cura —y, a través de él, a tantos y tantos buenos curas— en una época que gusta de crucificarlos. Es aguerrida, porque se atreve a batallar contra la mugre de tópicos y prejuicios que circulan en torno al sacerdocio. Está poseída de un aliento épico que no se queda en el mero emotivismo, que se atreve a penetrar en la médula misma de la vocación sacerdotal. Y es una película que conmueve, que remueve, que se queda anidando en el recuerdo del espectador, como lo sagrado anida en los corazones y ensancha los horizontes de una vida entera.

JUAN MANUEL DE PRADA: para ABC www.juanmanueldeprada.com