Octava de Navidad

Seguimos en la octava de Navidad: 8 días que la liturgia nos ofrece para celebrar que "un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, el Mesías y Salvador de nuestras vidas". Estos 8 días son como aquella noche, la de Nochebuena, en que los pastores recibieron esa buena nueva del nacimiento del Señor. Son días para entonar, junto con los ángeles, que Dios ama a los hombres, que Él envía su paz a la tierra, y que en la ternura de un niño nos ofrece sus mejores bendiciones. 


Feliz Navidad para todos; felices días de la manifestación de nuestro Dios; feliz octava de Pascua de Navidad que prolonga la Nochebuena. Disfrutemos de la familia, acojamos al recién nacido en nuestro corazón, contemplemos los belenes y dejemos que Dios nos contagie con su amor, el amor de la Navidad, el amor fruto de su nacimiento. 

Los coletazos del Adviento

Estamos ya inmersos en los días previos a la Navidad, por eso, estos últimos días del Adviento, nos invitan a disponer el corazón lo mejor posible para el Salvador, que ya llega. Son las ferias mayores del Adviento. Quedar extasiados ante todo un Dios que viene a hacerse niño y llenarnos de sus bendiciones, a todo esto se nos invita. 


¿Nos dejaremos sorprender por el mismo Dios que llega? ¿Dejaremos que el asombro domine nuestra vida ahora y siempre? Vamos a pedírselo a Jesús hoy, para que cuando Él llegue nos encuentre dispuestos y llenos de asombro por su admirable venida al mundo. 

Aprovechando el Adviento

Después de celebrar el domingo "Gaudete", en el que se nos invitaba a estar alegres en medio del tiempo de Adviento, la preparación para la Navidad sigue su curso, y en pocos días podremos desearnos una "feliz Navidad", llena de la paz y la alegría que todo un Dios hecho niño viene a traernos. Ojalá que estos últimos días del Adviento sean verdaderamente jornadas de preparación intensa, y de disponerlo todo para que el huésped especial que viene pueda alojarse en nuestra vida. 


Recemos, acojamos la palabra, compartamos la fe, y no dejemos de lado los sacramentos. Todo ello nos servirá para que nuestro corazón sea una digna posada para nuestro Dios.

"La Guadalupana"

Hoy celebramos a "La Guadalupana". Es fiesta grande en México. Es fiesta grande en aquel Santuario tan visitado por millones de personas cada año. Hoy es un buen día para escuchar las palabras que la Virgen de Guadalupe dirigió al indio Juan Diego: No te aflijas, ¿acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre? 


Muchas veces caminamos por la vida con caras largas. La tristeza y los agobios del día a día pueden sobrevenir y hacernos nuestra estancia aquí en la tierra un poco difícil. Cuando eso nos ocurra, pensemos en esas palabras de María, que nos alientan a contar con Ella a cada paso del camino, como Madre, amiga y Maestra. 


Feliz día de la Virgen de Guadalupe para todos, y especialmente para los mexicanos, que la celebran con gozo y alegría como patrona. 

En Adviento y con María

Seguimos dentro del tiempo de Adviento. El domingo pasado encendimos nuestra segunda vela, y eso nos indica que el camino está a la mitad, prácticamente recorrido. ¿Cómo va nuestra disposición interior para recibir al niño Dios en la Navidad? ¿Ansiamos que Jesús venga a nosotros y nos llene de su paz y su luz? Ojalá que el tiempo de Adviento no pase sin más, sino que se den en nosotros actitudes concretas de conversión interior. Si así lo hacemos, Jesús vendrá, Jesús nacerá, Jesús nos sanará, y verdaderamente se mostrará como Mesías y Salvador en nuestras vidas. 


No olvidemos hacer todo esto de la mano de María: Santa María de la Esperanza. Que Ella mantenga el ritmo de nuestra espera. 

Algunas claves para este tiempo de Adviento

San Francisco Javier

La fiesta de San Francisco Javier, a quien celebramos en este día, nos anima a "prender fuego al mundo", tal y como se titula una biografía suya: "El Oriente en llamas". Su ardor misionero y su celo apostólico le llevaron a predicar a Jesús hasta los confines del mundo, muriendo a las puertas de China. 


¿Por qué no hacer que este Adviento sea misionero? ¿Por qué no anunciar a los cuatro vientos que Jesús llega y quiere hospedarse en nosotros? Que San Francisco Javier nos ayude, y ponga en nosotros un corazón misionero, que se sienta enviado a proclamar que ser cristiano es lo mejor de la vida. 

El inicio del Adviento

Hoy es domingo, y no un domingo cualquiera, sino el primero de este nuevo año litúrgico que el Señor nos regala. Comienza el ADVIENTO, un tiempo que nos anima a esperar la llegada de un huésped a nuestra vida. Un huésped especial, no un cualquiera. Alguien dispuesto a transformar nuestra vida, y a hacer de nuestro ser un ser agradable a Dios. La primera palabra que ha de resonar en nosotros en este Adviento es la VIGILANCIA. Vigilemos, estemos atentos, velemos, porque el Señor llega, y ojalá no pase indiferente por nuestra vida. 


Santo Adviento, en la compañía de María, la protagonista de este tiempo, de Juan Bautista, precursor de Jesús, y de los profetas, que nos anuncian su venida. 

Y después... ¿qué?

Ayer pusimos broche de oro a nuestra novena con la fiesta de María Milagrosa, una fiesta muy arraigada, cada vez más, en el corazón de los fieles, y que nos invita a aceptar a María como "milagrosa" en nuestra vida, es decir, como aquella que puede verdaderamente hacer milagros en nosotros si lo deseamos. 


Ahora la vida continúa, y debe hacerlo sin olvidarnos de nuestra Madre. No puede ser que seamos "cristianos de novenas", o "cristianos de media hora los domingos", o "cristianos solamente de los días santos de la Semana Santa". La fe y la vida han de ir juntas, de la mano, y estar continuamente entrelazadas. 

Que la Virgen María, ya en los días últimos del año litúrgico, nos ayude a lograr esto en nosotros. 

Fiesta de María Milagrosa

Ya llegó el día de la fiesta de Nuestra Señora, María Milagrosa. ¡Qué gusto da celebrar la fiesta de Nuestra Madre después de haber recorrido nueve días de preparación! Ella hoy está radiante. Ella hoy quiere derramar sus gracias en cada uno de los hijos que acudimos a Ella con devoción y amor. 

Vivamos este día con gozo, con inmensa alegría, y pongamos ante María todo lo que llevamos en lo profundo del corazón, para que Ella, si nos conviene, nos lo conceda. 


Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a Ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección, y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.

Día noveno

Las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa constituyen indudablemente una de las pruebas más exquisitas de su amor maternal y misericordioso. Amemos a quien tanto nos amó y nos ama. Si amo a María, decía San Juan Bérchmans, tengo asegurada mi eterna salvación. Como su feliz vidente y confidente, Santa Catalina Labouré, pidámosle cada día a Nuestra Señora la gracia de su amor y de su devoción. 


¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a ti!

Dios nuestro, que por la Inmaculada Virgen María asociada a tu Hijo de modo inefable, nos das alegrarnos con la abundancia de tu bondad, concédenos propicio que sostenidos por su maternal auxilio, nunca nos veamos privados de tu providente piedad, y que con fe libre, nos sometamos al misterio de tu redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.