San Pedro y San Pablo

Celebramos hoy, 29 de junio, la fiesta de los santos apóstoles Pedro y Pablo. Ambos nos dan un gran ejemplo de amor al Señor, y son dos pilares fundamentales para la iglesia católica. Pedro fue aquel que negó a Jesús por tres veces, pero también aquel que, arrepentido, por tres veces le dijo al Señor que le amaba. Pablo, sin embargo, pasó de ser perseguidor de cristianos a ser un incansable predicador del Evangelio de Jesús. 
 
 Recordemos hoy al Papa, sucesor de San Pedro en la barca de la Iglesia. Pidamos por los cristianos perseguidos, y por nuestra iglesia, que nunca se canse de ser testigo de Cristo resucitado en medio del mundo. Felicidades a todos los que lleváis el nombre de Pedro o de Pablo.

Planificar el verano

Estamos ya en los últimos días del mes de junio. El tiempo de verano ha comenzado, y será importante que vayamos pensando en planificar nuestras vacaciones. Para muchos, el verano se convierte en un tiempo en el que "no se hace nada o se permanece tirado en un sofá o en las playas y piscinas del lugar de veraneo escogido". Sin embargo, el descanso no es no hacer nada, sino cambiar de actividad. Así pues, en este verano que ya ha comenzado, busquemos tiempo para estar con la familia, para leer, descansar, pasear.. y también para alabar y bendecir al Señor con nuestra oración y con nuestro recuerdo. Ojalá sea así, planifiquemos bien nuestro descanso, y hagamos de él un tiempo precioso de encuentro con Dios y con nuestros familiares y amigos.

Solemnidad de San Juan Bautista

 Hoy la Iglesia celebra la solemnidad de San Juan Bautista, coincidiendo con el 12º domingo del tiempo ordinario. Él fue el precursor de Jesús, aquel que lo bautizó y quien le preparó el camino para su venida. He aquí el Evangelio de este día, del evangelista Lucas, para que nos ayude en la oración de hoy. Feliz domingo para todos y felicidades a los que lleváis el nombre de Juan. 

 Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan". Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre". Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.