Sábado de Pasión


Ayer, con el viernes de dolores, podríamos decir que se dio el pistoletazo de salida para la Semana Santa. Hoy, en este sábado de Pasión, nos ponemos muy cerca de la Virgen María, para que Ella nos permita vivir con intensidad y fervor los días que se acercan. 

Virgen dolorosa, intercede por mi. 

Viernes de Dolores

Hoy es viernes de dolores, un día en el que podríamos decir, se abre la Semana Santa. Vienen jornadas intensas, días de estar con Jesús y acompañarle con fervor en los días de su pasión y muerte. "Él, voluntariamente se humillaba, no abría la boca, como un cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador... Varón de dolores, no parecía hombre, triturado por nuestros crímenes. Sus heridas nos curaron". 

 

Jesús va a la muerte por nosotros, y no una muerte cualquiera, sino muerte de cruz. Ante esto, ¿cómo respondo? ¿qué sentimientos surgen en mi interior? Ojalá no sean otros que los del amor y la correspondencia a todo un Dios por el gran amor que nos tiene. 

 

Que este viernes de dolores sea un día en el que ofrezcamos a Jesús nuestros dolores y sufrimientos, sabiendo de antemano que Él ya los pasó por nosotros. La Virgen María interceda por nosotros.

Soneto a Cristo crucificado

Cada vez tenemos más cerca los días santos, y se nos invita a contemplar, de manera especial, a Cristo crucificado. Aquel que dio la vida por ti y por mi, y la sigue dando cada día en los crucificados de la historia. Mañana será viernes de dolores, y el Señor nos invitará de nuevo a poner nuestros dolores en los suyos, para que Él los transforme y sane. 

Ante Cristo crucificado, recemos este bonito soneto, que nos anima a amar a Dios no por otra cosa que por Él mismo.  

 

No me mueve, mi Dios, para quererte, el cielo que me tienes prometido; ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. 

Tú me mueves, Señor, muéveme al verte clavado en una Cruz y escarnecido; muéveme el ver tu cuerpo tan herido; muévenme tus afrentas y tu muerte. 

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera. 

No me tienes que dar porque te quiera; pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero, te quisiera.

Se acercan los días santos


Se acercan los días santos. Aprovechemos estos días cuaresmales, los últimos de este tiempo fuerte, para poder después vivir intensamente la Semana Santa. El cartel que promociona estos días en la ciudad de Valladolid nos muestra a un "Cristo despojado", que se pone con confianza en las manos del Padre y lo espera todo de Él. Acojamos en nosotros esta misma actitud: esperarlo todo del Padre, sobre todo, su misericordia, que es eterna.

San José: patrón de los seminarios

Celebramos hoy, 19 de marzo, la fiesta de San José, padre adoptivo de Jesús y patrón de todos los seminarios del mundo. También recordamos a todos los padres de familia, que como José, educan a sus hijos en la fe y sacan adelante su familia con trabajo y empeño. 
Añadir leyenda

"Sé de quién me he fiado", un bonito lema que nos anima a poner nuestra confianza en Dios. Ésta es la frase que preside, en este año, los carteles de la campaña del Día del Seminario. San Pablo, autor de la misma, nos invita a considerar todo basura en nuestra vida, comparado con la grandeza de tener a Dios como amigo. 

 

Recemos por todos los seminaristas, y por aquellos que no saben qué hacer con sus vidas. Seamos generosos en nuestra colecta para poder ayudar en la formación de los futuros sacerdotes, y dejemos que Dios siga llamando a tantos a una vida entregada a Él en especial consagración. 

 

Feliz día de San José, felicidades a todos los que llevan su nombre, y felicidades a todos los padres de familia.

Papa Francisco, gracias por su humildad

Un buen ejemplo de humildad para este domingo V de Cuaresma, que nos invita a meditar en nuestra propia actitud ante los otros. ¿Te atreves a ser humilde? Duele, pero al Señor  le agrada.


 
El hecho ocurrió a las 10:15 a.m. de este viernes y según el relato del padre jesuita Claudio Barriga, que ha enviado por correo electrónico a las comunidades y amigos de los Jesuitas en todo el mundo, en la casa de Roma se vivieron momentos intensos con la inesperada llamada, según recoge la agencia Aciprensa.
 
El portero respondió al teléfono. Le dicen que tiene una llamada desde Santa Marta, y escucha una voz suave y serena: Buon Giorno, sono il Papa Francesco, vorrei parlare con il Padre Generale. (Buenos días, soy el Papa Francisco, quisiera hablar con el Padre General)».

«El portero casi le responde: ‘Y yo soy Napoleón’, pero se contuvo. Le respondió secamente: ‘¿De parte de quién?’». El Papa entendió que el joven portero italiano no le estaba creyendo y le repite dulcemente: «No, de verdad, soy el papa Francisco, ¿y usted cómo se llama?»

«Desde la elección del Papa el teléfono de nuestra casa suena cada dos minutos y muchos llaman, incluso gente desequilibrada», señala el padre Barriga. «A esa altura el portero responde con voz titubeante, dándose cuenta de su error y casi desvaneciéndose: ‘Me llamo Andrés’. El Papa le contesta: ‘¿cómo estás, Andrés?’ Respuesta: ‘Yo bien, disculpe, sólo un poco confundido’. El Papa le dice: ‘No te preocupes, por favor comunícame con el Padre General, quisiera agradecerle por la hermosa carta que me ha escrito’. El portero: ‘Disculpe, Su Santidad, lo voy a comunicar’. El Papa: ‘No, no hay problema; yo espero lo que sea necesario’».

El joven portero, Andrés, entregó el teléfono al hermano Afonso, secretario privado del padre Adolfo Nicolás y ocurrió la siguiente conversación:
–Alfonso: «¿Aló?»
–Papa Francisco: «¿Con quién hablo?»
–Afonso: «Soy Alfonso, secretario personal del Padre General».
–Papa Francisco: «Soy el Papa, quisiera saludar al Padre General, para agradecerle la bonita carta que me envió».
-Alfonso: «Sí, un momento».

Tras este diálogo en italiano, Alfonso se dirige «incrédulo hacia la oficina del Padre General, al lado de la suya, mientras sigue la conversación. Le dice: ‘¡Santo Padre, felicidades por su elección, aquí estamos todos contentos por su nombramiento, estamos rezando mucho por usted!’»
«¿Rezando para que yo vaya para adelante o para atrás?», bromea el Papa. «Naturalmente para adelante», le responde Afonso mientas caminaba. El Papa responde con una risa espontánea.

«Aturdido por la impresión, el hermano ni siquiera llamó a la puerta de la oficina del Padre General y se dirigió hasta donde estaba él, quien lo miró sorprendido. Afonso extendió la mano con el teléfono y le dijo al Padre General, mirándole a los ojos: ‘El Papa’».

 
«Lo que siguió después no lo sabemos en detalle, pero el Papa agradeció muy cordialmente al Padre General por su carta. El General le dijo que le gustaría verlo para saludarlo. El Papa le respondió que va a dar instrucciones a su secretario para que eso pueda ser lo más pronto posible, y que del Vaticano le irían a avisar», concluyó el padre Barriga.