La Cuaresma vivida con María


En este sábado de cuaresma, primer sábado de este tiempo litúrgico, la iglesia nos anima a caminar en nuestro proceso de conversión, de la mano de María. El evangelio del día nos presenta la vocación de Leví, quien ante la propuesta de Jesús a seguirle, lo deja todo y marcha con Él. María también es perfecta discípula de Jesús, acoge su palabra, la medita en su corazon y se fia completamente de aquel que es Señor de nuestras vidas. Ojalá que el ejemplo de la Virgen nos ayude, y predisponga nuestro corazón en estos dias cuaresmales, para vivir con gozo la Pascua del Señor resucitado.

Santa Cuaresma

Primer viernes de Cuaresma. Hoy podemos aprovechar para hacer el Via Crucis, cumplir con la abstinencia que la iglesia nos propone, aportar nuestra limosna económica o de tiempo, y poner en práctica todo aquello que nos posibilite estar mas cerca de Dios. Animo, Santa Cuaresma.

Dichoso el que espera en Dios


"Bonum est confidere in Domino, bonum sperare in Domino".


Esta bonita frase traduce el salmo de la misa de hoy. En el segundo día de Cuaresma la liturgia nos exhorta a poner nuestra confianza en Dios y a esperar en Él siempre. "Bueno es confiar en el Señor, bueno es esperar en Él".


Ojalá que estos dias cuaresmales, duros, en muchas ocasiones, sean para nosotros un momento de gran confianza en Dios. Solo de esta manera se podrá obrar en nosotros la conversión, y siempre de la mano de María, la que se fió en todo momento y ocasión.

Ayuno en el inicio de la Cuaresma


Hoy comienza el tiempo de Cuaresma, es miércoles de ceniza. Un día de ayuno y abstinencia, un día para comenzar este tiempo fuerte con buen pie, una época para reorientar toda nuestra vida hacia Dios y para dedicarle más tiempo, haciendo de nuestros actos auténticas obras de amor a Dios y a los hermanos.
Un amigo me ha prestado este precioso texto, que nos invita a concretar nuestro ayuno en estos días iniciales de la Cuaresma. Que estas líneas nos sirvan en este primer día cuaresmal.

Ayuna de juzgar a otros y descubre a Jesús que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes y llénate de frases que purifican.
Ayuna de descontento y llénate de gratitud.
Ayuna de enojos y llénate de mansedumbre y paciencia.
Ayuna de pesimismo y llénate de confianza en Dios.


Ayuna de quejarte y llénate de las cosas sencillas de la vida.
Ayuna de presiones y llénate de oración.
Ayuna de tristeza y amargura y llénate de alegría el corazón.
Ayuna de egoísmos y llénate de compasión por los demás.
Ayuna de rencores y llénate de actitudes de reconciliación.
Ayuna de palabras y llénate de silencios para escuchar a otros.


Ayuna de pensamientos de debilidad y llénate de promesas que inspiran.
Ayuna de todo lo que te separe de Jesús y llénate de todo lo que te acerque a Él.
Si todos intentamos éste ayuno, lo cotidiano e irá inundando de paz, de amor, de confianza.
Que nuestro corazón se abra con el ayuno en la Cuaresma para recibir a Jesús Resucitado.

San Juan de Dios


Celebramos hoy a San Juan de Dios. Nació y murió un 8 de marzo. Nace en Portugal en 1495 y muere en Granada, en 1550 a los 55 años de edad.

De familia pobre pero muy piadosa. Su madre murió cuando él era todavía joven. Su padre murió como religioso en un convento. En su juventud fue pastor, muy apreciado por el dueño de la finca donde trabajaba. Le propusieron que se casara con la hija del patrón y así quedaría como heredero de aquellas posesiones, pero él dispuso permanecer libre de compromisos económicos y caseros pues deseaba dedicarse a labores más espirituales.

Estuvo de soldado bajo las órdenes del genio de la guerra, Carlos V en batallas muy famosas. La vida militar lo hizo fuerte, resistente y sufrido.

La Sma. Virgen lo salvó de ser ahorcado, pues una vez lo pusieron en la guerra a cuidar un gran depósito y por no haber estado lo suficientemente alerta, los enemigos se llevaron todo. Su coronel dispuso mandarlo ahorcar, pero Juan se encomendó con toda fe a la Madre de Dios y logró que le perdonaran la vida. Y dejó la milicia, porque para eso no era muy adaptado.

Salido del ejército, quiso hacer un poco de apostolado y se dedicó a hacer de vendedor ambulante de estampas y libros religiosos.

Cuando iba llegando a la ciudad de Granada vio a un niñito muy pobre y muy necesitado y se ofreció bondadosamente a ayudarlo. Aquel "pobrecito" era la representación de Jesús Niño, el cual le dijo: "Granada será tu cruz", y desapareció.

Estando Juan en Granada de vendedor ambulante de libros religiosos, de pronto llegó a predicar una misión el famoso Juan de Avila. Juan asistió a uno de sus elocuentes sermones, y en pleno sermón, cuando el predicador hablaba contra la vida de pecado, nuestro hombre se arrodilló y empezó a gritar: "Misericordia Señor, que soy un pecador", y salió gritando por las calles, pidiendo perdón a Dios. Tenía unos 40 años.

Se confesó con San Juan de Avila y se propuso una penitencia muy especial: hacerse el loco para que la gente lo humillara y lo hiciera sufrir muchísimo.

Repartió entre los pobres todo lo que tenía en su pequeña librería, empezó a deambular por las calles de la ciudad pidiendo misericordia a Dios por todos su pecados. La gente lo creyó loco y empezaron a atacarlo a pedradas y golpes.

Al fin lo llevaron al manicomio y los encargados le dieron fuertes palizas, pues ese era el medio que tenían en aquel tiempo para calmar a los locos: azotarlos fuertemente. Pero ellos notaban que Juan no se disgustaba por los azotes que le daban, sino que lo ofrecía todo a Dios. Pero al mismo tiempo corregía a los guardias y les llamaba la atención por el modo tan brutal que tenían de tratar a los pobres enfermos.

Cuando San Juan de Avila volvió a la ciudad y supo que a su convertido lo tenían en un manicomio, fue y logró sacarlo y le aconsejó que ya no hiciera más la penitencia de hacerse el loco para ser martirizado por las gentes. Ahora se dedicará a una verdadera "locura de amor": gastar toda su vida y sus energías a ayudar a los enfermos más miserables por amor a Cristo Jesús, a quien ellos representan.

Juan alquila una casa vieja y allí empieza a recibir a cualquier enfermo, mendigo, loco, anciano, huérfano y desamparado que le pida su ayuda. Durante todo el día atiende a cada uno con el más exquisito cariño, haciendo de enfermero, cocinero, barrendero, mandadero, padre, amigo y hermano de todos. Por la noche se va por la calle pidiendo limosnas para sus pobres.

Pronto se hizo popular en toda Granada el grito de Juan en las noches por las calles. El iba con unos morrales y unas ollas gritando: ¡Haced el bien hermanos, para vuestro bien! Las gentes salían a la puerta de sus casas y le regalaban cuanto les había sobrado de la comida del día. Al volver cerca de medianoche se dedicaba a hacer aseo en el hospital, y a la madrugada se echaba a dormir un rato debajo de una escalera. Un verdadero héroe de la caridad.

El señor obispo, admirado por la gran obra de caridad que Juan estaba haciendo, le añadió dos palabras a su nombre de pila ,y empezó a llamarlo "Juan de Dios", y así lo llamó toda la gente en adelante. Luego, como este hombre cambiaba frecuentemente su vestido bueno por los harapos de los pobres que encontraba en las calles, el prelado le dio una túnica negra como uniforme; así se vistió hasta su muerte, y así han vestido sus religiosos por varios siglos.

Un día su hospital se incendió y Juan de Dios entró varias veces por entre las llamas a sacar a los enfermos y aunque pasaba por en medio de enormes llamaradas no sufría quemaduras, y logró salvarle la vida a todos aquellos pobres.

El 8 de marzo de 1550, sintiendo que le llegaba la muerte, se arrodilló en el suelo y exclamó: "Jesús, Jesús, en tus manos me encomiendo", y quedó muerto, así de rodillas. Había trabajado incansablemente durante diez años dirigiendo su hospital de pobres, con tantos problemas económicos que a veces ni se atrevía a salir a la calle a causa de las muchísimas deudas que tenía; y con tanta humildad, que siendo el más grande santo de la ciudad se creía el más indigno pecador. El que había sido apedreado como loco, fue acompañado al cementerio por el obispo, las autoridades y todo el pueblo, como un santo.

Perpetua y Felicidad


Hoy celebramos en toda la iglesia a Santa Perpetua y Santa Felicidad, dos mártires. En el año 202, durante la persecución del emperador Septimio Severo, una joven mujer rica de 22 años, llamada Perpetua, fue arrestada y acusada de cristianismo, junto con su esclava Felicidad, y otros 3. Ante su negativa de adorar a los dioses paganos, fueron condenadas al circo.

Perpetua era parte de una rica e influyente familia cartaginesa que se había iniciado en la religión cristiana por medio de un diácono, llamado Sáturo. Con ella se convirtieron también sus esclavos: Felicidad, Revocato, Saturnino y Segundo. En el año 202 el emperador Severo ordenó una severa persecución contra los cristianos, y la policía imperial arrestó a todos los creyentes de la familia de Perpetua, incluyéndola. Los jueces intentaron convencerlos para que volviesen al paganismo, pero ante su negativa decidieron dejarlos en prisión hasta que se organizasen los Juegos. Usando el derecho a una cena de despedida, todos ellos compartieron la Eucaristía la noche anterior a su martirio. Los tres esclavos fueron arrojados a los leones junto con el diácono, que había logrado convertir al cristianismo a uno de los carceleros; mientras que las mujeres fueron decapitadas.

Encomendémonos a estas dos santas mártires. Seamos capaces de testimoniar a Jesucristo cada día, en lo ordinario de nuestras vidas. Feliz día a todos.

Anuncio de la Cuaresma


Quedan pocos días para el tiempo de Cuaresma, que dará comienzo el próximo miércoles, conocido como el miércoles de ceniza. Un amigo me ha pasado esta reflexión, que es un anuncio de la Cuaresma. Puede ayudarnos a seguir preparando el corazón y para ir dilucidando nuestros propósitos concretos para esos días.


¿Qué es la Cuaresma?


Este es un tiempo para convencernos. Tiempo de entrenamiento, ejercicio y lucha; de mochila ligera y pasos rápidos.

Tiempo de camino y discernimiento de conversión y compromiso, de prueba y encuentros en el desierto, en la estepa, en el silencio.


Es el tiempo de los proyectos de vida, de las decisiones y desmarques, a veces de las transfiguraciones. Tiempo de humanidad rota y dividida, que anhela el paraíso o la tierra prometida.


Tiempo de tentaciones, tabores y conversiones, traspiés, heridas y cegueras, perdones, restauraciones y agua viva. ¡Todo en cuarenta días!


Este es el tiempo de las personas nuevas, de las que han soltado el lastre de ídolos secretos y falsas vanidades y ya solo anhelan misericordia y abrazos del Padre.


En este domingo, el Evangelio nos propone la parábola de la casa sobre la roca. He aquí un bonito vídeo acerca de esta parábola.