Hoy comienza el tiempo de Cuaresma, es miércoles de ceniza. Un día de ayuno y abstinencia, un día para comenzar este tiempo fuerte con buen pie, una época para reorientar toda nuestra vida hacia Dios y para dedicarle más tiempo, haciendo de nuestros actos auténticas obras de amor a Dios y a los hermanos.
Un amigo me ha prestado este precioso texto, que nos invita a concretar nuestro ayuno en estos días iniciales de la Cuaresma. Que estas líneas nos sirvan en este primer día cuaresmal.
Ayuna de juzgar a otros y descubre a Jesús que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes y llénate de frases que purifican.
Ayuna de descontento y llénate de gratitud.
Ayuna de enojos y llénate de mansedumbre y paciencia.
Ayuna de pesimismo y llénate de confianza en Dios.
Ayuna de juzgar a otros y descubre a Jesús que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes y llénate de frases que purifican.
Ayuna de descontento y llénate de gratitud.
Ayuna de enojos y llénate de mansedumbre y paciencia.
Ayuna de pesimismo y llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte y llénate de las cosas sencillas de la vida.
Ayuna de presiones y llénate de oración.
Ayuna de tristeza y amargura y llénate de alegría el corazón.
Ayuna de egoísmos y llénate de compasión por los demás.
Ayuna de rencores y llénate de actitudes de reconciliación.
Ayuna de palabras y llénate de silencios para escuchar a otros.
Ayuna de pensamientos de debilidad y llénate de promesas que inspiran.
Ayuna de todo lo que te separe de Jesús y llénate de todo lo que te acerque a Él.
Si todos intentamos éste ayuno, lo cotidiano e irá inundando de paz, de amor, de confianza.
Que nuestro corazón se abra con el ayuno en la Cuaresma para recibir a Jesús Resucitado.
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