Felicidades, Madre

Hoy es la Natividad de la Santísima Virgen, celebremos su cumpleaños y sintámonos como los primeros invitados. Que la fiesta sea sana, y la diversión pacífica, para tantos pueblos y ciudades que hoy festejan a su patrona. Feliz día, felicitemos a María con nuestros mejores cantos, propósitos y buenas obras.

Virgen María, felicidades en el día de tu Natividad. Guárdanos en tu corazón, danos tu corazón. Amén.

Oración del alumno al iniciar el curso

Comienza una nueva etapa en mi vida. Sí; Señor. Porque, este momento que voy a inciar, es un período irrepetible. Ya no volverá. Lo que no haga, tal vez, nunca tendré la oportunidad de realizarlo. Lo que haga, repercutirá para bien o para mal en un futuro próximo. Por eso, Señor, quiero que me acompañes en este inicio del curso: 

Que me des ILUSION. Para iniciarlo con optimismo y ambición. Que me des HUMILDAD. Para acoger todo aquello que sea bueno para mi crecimiento personal, cultural, intelectual y cristiano. 
Que me des DOCILIDAD. Para no provocar situaciones que, a la corta o a la larga, puedan condicionar mi vida. 
Que me des DELICADEZA. Para tratar con respeto a las personas y a las cosas de alrededor. Señor; Tú sólo eres perfecto. Y por ello mismo, porque yo soy hijo tuyo, quisiera que me ayudases a superarme, cada día, en aquello que me haga crecer y prepararme, como persona y como cristiano.

Utensilios cristianos para el curso que comienza

Lápiz: Para apuntar aquello que merezca la pena 
Goma: Para borrar, no del papel y sí de la memoria lo que nos hace sufrir o paraliza nuestro dinamismo. 
Mochila: Para guardar lo imprescindible para ser feliz: amistad, ayuda, alegría, serenidad, reflexión, paz. 
Gafas: Para no dejar pasar de largo las sensaciones que pueden hacernos más y mejores personas.
Sacapuntas: Para afinar nuestra personalidad, para no “sacar punta” a los defectos de los demás.
Lupa: Para ser prudentes en nuestros juicios y precavidos con lo que nos dicen y vemos.
Agenda: Para apuntar aquello donde, sin excusa y con valentía, hemos de estar presentes. 
Compás: Para marcar la diferencia entre el bien y el mal, para delimitar aquello que nos puede dañar. Calculadora: Para saber sumar aquellos instantes en los que hemos realizado algo por los demás y, por lo tanto, las horas en las que hemos aumentado y no restado felicidad. 
Tijeras: Para cortar, de nuestras palabras y actos, todo aquello que incita a la violencia, al gamberrismo o a la pereza. 
Libros: Para adentrarnos en la sabiduría y adquirir una óptica de la historia y del mundo. 
Cruz: Para comprender que, sin Dios, nuestra educación no es íntegra ni está acompañada por una fuerza suprema. Para dar testimonio de lo que somos: cristianos.

Preparando el curso

Ya comenzado el mes de septiembre, muchos se incorporan a sus realidades laborales y los más pequeños están también a punto de comenzar sus clases. Los padres se dedican a comprar libros, buscar el material y prepararlo todo para el largo curso que se presenta por delante. El estudio se hace a veces muy cuesta arriba, pero si lo vemos como una oportunidad de agradar a Dios y servir a los hermanos con nuestros conocimientos, todo adquiere otro sentido. Ojalá que así sea. aprovechemos los últimos días de vacaciones y dispongamos el corazón para todo aquello que el Señor quiera pedirnos en los meses que se presentan por delante.

El Evangelio de hoy

Hoy es domingo, día del Señor, he aquí el Evangelio que nos ofrece la Liturgia, para que oremos con él en nuestra oración. Feliz domingo para todos. 

 

En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén, y vieron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas. Es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas. Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres». Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre».