Un día dedicado a María

Hoy es primer sábado de mes, un día dedicado en toda la Iglesia a la Virgen María, aquella que esperó la llegada de su Hijo Jesús con inefable amor de Madre, y quien ahora, cercana ya la muerte de su hijo, se sitúa junto a la cruz, para vivir con paz y serenidad la muerte de Jesús. María es, para todos los que nos confesamos cristianos, un gran ejemplo de sencillez y humildad, también de docilidad y disponibilidad a lo que Dios la pide. 

 

"Virgen María, ayúdame a aprovechar este tiempo cuaresmal, esos 40 días que quieren preparar mi corazón para vivir los grandes misterios de nuestra fe. Con tu ayuda, todo es más fácil; con tu presencia e intercesión, todo se hace más llevadero. Por todo, Madre, gracias".

Un nuevo mes

Comienza un nuevo mes, y con él, un tiempo de sede vacante en toda la Iglesia católica. Viviremos en estos días emociones grandes, como las que hemos vivido estos días pasados, en la partida del Papa Benedicto. Oremos incesantemente por él y también por el nuevo Papa que el Señor quiere regalarnos. 

En medio de todo, si estás en Valladolid, no te olvides del Besapié a Nuestro Padre Jesús Nazareno. Podrás besarle desde las 9 de la mañana hasta las 11 de la noche, de manera ininterrumpida. Será una buena manera de honrar a Jesús en este primer viernes de mes, y en el segundo viernes del tiempo cuaresmal. 




Un Papa que se ganó a todos

 Hoy el Papa Benedicto hace efectiva su renuncia al ministerio petrino. He aquí una sencilla crónica que sirve de homenaje a nuestro querido Papa. Desde ahora rezaremos con mayor intensidad por él, y por el Santo Padre que el Señor quiera regalarnos para seguir guiando la barca de la Iglesia. 

 

Cuando me enteré de la renuncia del Santo Padre Benedicto XVI a su ministerio petrino, la sorpresa fue grandísima, y en un principio ni me lo creía. Más tarde, comprobando que era “la noticia del día” y que efectivamente el Papa había decidido renunciar, me di cuenta de que era un gesto valiente y decidido, a la vez que de una gran sencillez y humildad por parte de Benedicto. 

Todavía recuerdo el día que pronunciaron su nombre al ser elegido Papa. No causó mucha sorpresa, era como una noticia esperada, pero sin embargo, parecía que no iba a llegar a la altura de su predecesor, Juan Pablo II. Las comparaciones con su antecesor han sido muchas en estos años de pontificado, pero sin embargo, creo que Benedicto XVI se ha ido ganando poco a poco a todos. Quizá su carácter no era tan amigable como el de Juan Pablo II, pero con su magisterio fecundo, su saber hacer, y su ejemplo de pastor según el Corazón de Cristo, ha sabido en todo momento guiar con acierto la barca de Pedro. 

 
Las palabras dirigidas a todos los presentes en su última audiencia, fueron conmovedoras y entrañables. Nunca antes habíamos visto al Papa hablando en un tono tan personal e íntimo. Merece la pena recordar algunas de estas palabras, para que queden grabadas en nuestro corazón y nos alienten en nuestro camino como cristianos: Abrazo a toda la Iglesia esparcida por el mundo, llevo a todos en la oración. Siempre me ha acompañado el Señor, desde aquel 19 de abril de 2005 en que fui elegido Papa. Entonces dije: Señor, ¿qué me pides? Si tú lo quieres echaré las redes en tu nombre. En estos años me he sentido a veces como Pedro con los apóstoles en la barca de Galilea. Ha habido días de pesca abundante y suave brisa; también días de dificultades y en los que parecía que el Señor dormía. La barca no es mía, es suya, y Él no deja que se hunda. El Papa no está solo, nunca me he sentido solo. En mi ministerio petrino el Señor me ha puesto al lado a muchas personas que me han ayudado y han estado cerca. He querido a todos y a cada uno, cada día, con corazón de Padre. El corazón de un Papa mira al mundo entero. No retorno a la vida privada, no abandono la cruz, sino que quedo en un nuevo modo junto al Señor crucificado.  

Sin duda, estas palabras que quieren resumir el precioso discurso de despedida pronunciado por Benedicto XVI en su última audiencia, nos alientan a amar mucho la Iglesia y a confiar en Dios, que nunca deja solos a sus hijos. Precisamente a todo ello se refirió el Papa con sus últimas palabras, que fueron las siguientes: En nuestro corazón quede siempre la alegre certeza de que el Señor está cercano, no nos abandona, nos acoge con su amor. Gracias.  
 

Gracias, Santo Padre, por estos casi 8 años de ministerio como sucesor de Pedro entre nosotros. Gracias por su ejemplo de humildad y sencillez. Gracias porque su última Jornada de la Juventud tuvo lugar en nuestro país. Que el Señor le conceda muchos años dedicados a la plegaria y la oración, queriendo ser, para todos los que creemos en Cristo, signo del amor que Dios nos tiene.

"Señor, dudo, aumenta mi Fe"

Si ayer nos proponíamos lanzar un "te quiero" a Jesús en cada momento de nuestra vida, hoy queremos decirle decirle que aumente nuestra fe. Estamos inmersos en un año de la Fe, convocado precisamente por el que nos une en la fe y nos congrega, el Papa Benedicto XVI, que hoy pronunciará su última audiencia como sucesor de Pedro, y mañana dejará su silla vacía, para que en pocos días pueda ser ocupada por otro. 

 

Son momentos emocionantes. Pocas veces se viven estos momentos en la Iglesia católica. Sintámonos privilegiados por vivir en este momento histórico, y demos gracias a Dios por su paso a través de cada acontecmiento de nuestra vida. 


 
"Señor, mira mi fe vacilante, pequeña, necesitada de nuevas fuerzas y estímulos. Aumenta en mí esta virtud teologal, para que en todo momento crea en ti y pueda vivir mi vida con otros ojos, los tuyos, los del amor y la misericordia". 


"Tú sabes que te quiero"

¿Te atreves cada día a lanzar un sentido "te quiero" al Señor? Él te ha amado de una manera singular, hasta el extremo, entregando la vida por ti en una cruz. Es muy fácil decir a Jesús que le quieres, con pequeños o grandes gestos en la vida cotidiana. No pierdas la oportunidad de amarle en los hermanos, en el trabajo, en la calle, en casa.... Y por supuesto, teniendo un rato diario para Él en la Eucaristía. 

"Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero, y hoy, más que nunca, en este tiempo de Cuaresma, quiero decírtelo".

Un Vía Crucis singular en medio de la Cuaresma

El mes de febrero va llegando a su fin, pero no el tiempo cuaresmal, que continua y nos anima a vivir esta segunda semana con verdadero empeño, fijando nuestros ojos en el cielo, pero teniendo los pies bien asentados en la tierra. Así hemos de vivir los creyentes en Jesús: con la mirada en Él y en la vida eterna, a la vez que atendiendo cada una de las realidades temporales que se nos han encomendado.

En estos días, asistimos también a los últimos momentos del pontificado de Benedicto XVI, quien el próximo jueves hará efectiva su renuncia dejando la sede del primado de Roma vacante. Entonces comenzará el tiempo de reflexión y preparación del cónclave para la elección de un nuevo sucesor de Pedro, que nos congregue, oriente y estimule a seguir a Cristo en la barca de Pedro que es la Iglesia. Sigamos orando por el Papa Benedicto, y pidamos desde ahora por el nuevo pontífice.

A continuación, podéis disfrutar de un precioso video resumen del Vía Crucis que el pasado sábado se celebró en Valladolid, España, dentro del año de la Fe y en el que se quiso rezar por el Santo Padre. Este acto aunó a las 19 cofradías vallisoletanas y a todos aquellos que quisieron dar público testimonio de su fe en la plaza mayor de la ciudad. Disfrutad de ello, y demos gracias a Dios por la buena consecución del evento.

"Transfigúrame, Señor, a tu imagen"

 La liturgia de este domingo, meditando en la Transfiguración de Jesús, nos recuerda que somos ciudadanos del cielo, y nuestra única patria es gozar eternamente con Cristo. Ojalá vivamos siempre esta vida como preparación de la VIDA, Jesús pueda transfigurarnos a su imagen.

Que el Evangelio de este domingo nos ayude a meditar en esta verdad de nuestra fe. Feliz domingo para todos. 

 

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías, sin saber lo que decía. Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor. Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle. Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.