"Dos magníficos santos"

La iglesia entera se alegra hoy con la fiesta de dos santos: San Pelayo, mártir, que murió cuando era aún muy joven, y San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador de la Prelatura del Opus Dei. Dos santos muy diferentes, pero que coincidieron en un mismo objetivo: llegar hasta Dios a través de la senda de la santidad.



La figura de los santos puede ayudarnos mucho en nuestro itinerario de vida espiritual. A veces pensamos que los santos no son personas como nosotros, que tenían dones especiales y que es muy difícil llegar hasta donde llegaron ellos. Pero todo esto es falso.

CADA UNO DE NOSOTROS PUEDE Y DEBE LLEGAR A SER SANTO. El Señor lo dio todo, y nos pide a nosotros lo mismo, darlo todo, llegar hasta el extremo. ¿Cómo quedarse con algo "reservado" cuando Jesús lo dio todo?. Tratemos de tomar ejemplo hoy de estos dos santos, que ellos nos ayuden a hacer de lo ordinario de nuestra vida algo verdaderamente extraordinario, para llegar, por los caminos de la vida, hasta la santidad que Dios nos pide.



San Pelayo, San Josemaría: rogad por nosotros.

"Como leproso ante el Señor"


En este día, una vez celebrada la fiesta del Precursor, Juan Bautista, meditemos en la figura del leproso que aparece en el Evangelio que nos propone la liturgia. Pienso que nos puede ayudar mucho meditar en su postura: él se pone de rodillas ante el Señor y con gran confianza y humildad le hace una súplica a Jesús: "Señor, si quieres puedes limpiarme".

Hagamos durante este día nosotros también esta petición a Jesucristo. "Señor, si tú quieres, si es tu voluntad, limpia mi corazón de los horrores del pecado, de todo aquello que me aparta de ti y me impide acogerte en lo más profundo de mí. Señor, limpiame, sáname, restabléceme, confórtame, para que pueda cada dia anunciar con valentia tu evangelio".

"Te llamarán profeta del Altísimo"


Celebramos hoy la fiesta de San Juan Bautista, precursor de Jesús, y quien le bautizó en el río Jordán. He aquí algunos datos que nos pueden servir para reflexionar y meditar sobre su persona.


Los padres de Juan Bautista, Zacarías e Isabel, eran unos santos esposos "justos antes Dios, pues guardaban irreprochablemente todos los mandamientos y preceptos del Señor ". A ellos les fue anunciado su nacimiento: " El angel le dijo: no tengas miedo Zacarías...tu mujer Isabel te dará un hijo, al que pondrás por nombre Juan". Isabel, pasados los nueve meses, dio a luz a pesar de su vejez y esterilidad. Zacarías quedó mudo como señal prodigiosa del futuro nacimiento. Cuando Isabel, oyó el saludo de su prima María, "el niño saltó de alegría en su seno".


Juan es llamado Profeta de la soledad, porque vivió desde la juventud en el desierto, alimentandose de langostas y miel silvestre. Aparece predicando al pueblo el "bautismo de penitencia", que incluye el arrepentimiento y la conversión. Fustiga los egoismos de los ricos, las injusticias de los militares y los vicios e inmoralidades de los reyes.

Juan Bautista es un modelo de profeta actual; es autentico porque vive lo que predica; es humilde, "yo no soy digno de desatar la correas de sus sandalias", dice refiriendose a Jesús; es testigo del Amor de Dios y prepara con ardor los caminos que conducen a los hombres hacia Él.


Hoy más que nunca necesitamos en el mundo profetas como el Bautista. Que su ejemplo nos ayude y anime a dejar paso en nuestra vida a Jesús. "Es necesario que yo mengüe, para que Él crezca".

"Un vaso nuevo y lleno de tu amor"


En este día, 21 de junio, pensemos en todo aquello que nos impide llegar a Dios o estar cerca de Él. ¿Cuántas cosas hay en mi corazón que ocupan el lugar de Dios?. Cultivemos en nosotros la actitud de "las manos vacías" y del "corazón vacío". Presentemos a Dios nuestros recipientes vacíos de aquello que nos estorba, para que sea Él quien los llene de su paz, su amor y misericordia. Si esto sucede así, nuestro corazón, nuestras manos, y todo nuestro ser, será de Dios, y podremos ser signos vivos, imágenes de Dios para los demás en cada día de nuestra vida.


Teresa de Lisieux cultivó de manera especial esta actitud de las manos vacías. Pidamos su intercesión, para que también nosotros, como ella, veamos en el Amor nuestra auténtica vocación.

"Mi bien, mi todo, mi auténtico Señor"


Feliz domingo a todos. Este domingo 12º del tiempo ordinario nos sitúa ante un dilema: ¿Quién es Jesús?. Él mismo es quien plantea la pregunta a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que soy yo?. Este interrogante se nos plantea también a todos nosotros, los que intentamos seguir a Jesús en nuestra vida. ¿Quién es Jesús para cada uno de nosotros?.

Pienso que la respuesta a esta pregunta es fundamental, y de ella dependerán muchos de nuestros actos. Si Jesús es para mí un "mago", haré todo lo posible porque Él haga magia en mi vida y todo me salga como yo quiera. Si Jesús es simplemente alguien importante, que pasó por la vida haciendo el bien pero ya murió y desapareció... Si Jesús es alguien tan apartado de mí y a quien siento tan poco en mi vida que casi ni percibo su existencia......

Ojalá Jesús sea para nosotros nuestro Dios y Señor. Hay una canción preciosa que lo expresa muy bien. Deseo para todos nosotros que así sea: "Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de tí, tú eres mi Señor, la parte de mi herencia".

Hagamos todo lo posible por buscar al Señor y así apagar la sed de nuestro corazón, pues como hoy nos ha dicho el salmista: "Mi alma está sedienta de tí, Señor, Dios mío".