Esperando a los magos

En este primer sábado de mes, recordamos a la Virgen María, y nos ponemos muy cerquita de Ella, para que nos proteja y nos cubra con su maternal manto. También en este dia en el que esperamos a los magos de Oriente, pidamos, contando con su intercesión, que seamos verdaderos adoradores del Señor, y le ofrezcamos cada día nuestros mejores presentes. 


Que nuestra vida sea una continua acción de gracias a aquel que ha querido nacer de María Virgen y en un sencillo establo. Que su ejemplo nos estimule y nos ayude a ser también sencillos y humildes. 
 


Felices Reyes para todos.

Corazón de Cristo, riéganos con la sangre que brota de ti

Hoy es primer viernes de mes, y es un día, dedicado en la Iglesia, a mirar el corazón de Cristo, aquel que se entregó por nosotros en la cruz. No nos cansemos de mirar el costado abierto de Cristo, y dejémonos regar por la sangre que brota de él. De su costado manaron sangre y agua, y de su costado ha nacido la iglesia. Nosotros somos parte de ella, pidamos a Jesús que siempre estemos muy dentro suyo, y que así, mamando de la sangre que brota de su costado, vivamos cada día a una vida nueva.

Tu palabra: lámpara para mis pasos

 El Evangelio de hoy, aún dentro del tiempo de Navidad, quizá pueda ayudarnos a meditar y reflexionar. Ojalá que así sea, pues la Palabra de Dios ha de ser siempre alimento para nuestra vida, tal y como dice la canción: "Tu palabra me da vida, confío en ti, Señor. Tu palabra es eterna, en ella esperaré". ¿Verdaderamente confiamos en el Señor? ¿Esperamos en su palabra sabiendo que es sagrada y se cumple hoy? Pidamos a María su intercesión, para que se cumpla esto en nosotros. 

 

Al día siguiente Juan ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es por quien yo dije: ‘Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo’. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea manifestado a Israel». Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre Él. Y yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo’. Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios».

Un nuevo año

Hemos comenzado un nuevo año, es decir, una nueva oportunidad para santificarnos, y para dedicar tiempo al Señor, los amigos y todo aquello que llevamos entre manos en nuestra vida. Agradezcamos a Jesús, en estos primeros días del año, su nacimiento, y pongamos ante Él todo lo que quiera regalarnos. Aceptemos todo como venido de su providencia amorosa, y dejemos que Él sea el rey de nuestras vidas en cada día de este nuevo año. 
 
Contemos también con la Virgen María, y pidámosla que interceda por nosotros, por nuestra familia y por todos aquellos que están necesitados de su protección y auxilio. ¡Feliz año nuevo para todos!

Oración para el final del año

Señor Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de ti
 


Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir. Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría. Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. 

 

Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo. También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente te pido perdón. 

En breve iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos. Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría. Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz. Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes. Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.

 

 Cólmame de bondad y de alegría para que, cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de ti. Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad . Amén

Fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret

Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia, y con ella, prácticamente cerramos la octava de Navidad, pero seguimos de celebración, y seguimos con la alegría y la paz que todo un Dios hecho niño ha querido traernos con su nacimiento. El Evangelio de hoy quizá pueda ayudarnos en nuestra oración. 

 

Ojalá sea un día para acordarnos de todas las familias que necesitan ayuda; también de aquellas que están rotas o divididas. Que el Señor, recién nacido, sea siempre su apoyo y su guía.


Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando». Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?». Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.