Hoy es domingo, y no un domingo cualquiera, sino el primero de este nuevo año litúrgico que el Señor nos regala. Comienza el ADVIENTO, un tiempo que nos anima a esperar la llegada de un huésped a nuestra vida. Un huésped especial, no un cualquiera. Alguien dispuesto a transformar nuestra vida, y a hacer de nuestro ser un ser agradable a Dios. La primera palabra que ha de resonar en nosotros en este Adviento es la VIGILANCIA. Vigilemos, estemos atentos, velemos, porque el Señor llega, y ojalá no pase indiferente por nuestra vida.
Santo Adviento, en la compañía de María, la protagonista de este tiempo, de Juan Bautista, precursor de Jesús, y de los profetas, que nos anuncian su venida.
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