Bernardo, testigo de una promesa


El ejemplo del Padre Bernardo de Hoyos debe alentarnos en estos días a amar mucho al Señor y pasar largos ratos de oración con Él. Nos cuenta el futuro beato que: “sentí en mi espíritu un extraordinario movimiento, fuerte, suave y nada arrebatado ni impetuoso, con el cual me fui luego al punto delante del Señor Sacramentado a ofrecerme a su Corazón, para cooperar cuanto pudiese, a lo menos con oraciones, a la extensión de su culto”. Y el 4 de mayo de 1733, “...adorando al Señor en la hostia consagrada me dijo clara y distintamente que quería, por mi medio, extender el culto de su Corazón sacrosanto para comunicar a muchos sus dones...”. Si el 4 de mayo le había confiado el Señor la tarea que ocuparía toda su vida, el día 14 recibió una promesa que le llenó de gozo: “Reinaré en España y con más veneración que en otras muchas partes”. ¿Acaso no es una promesa consoladora para estos tiempos nuestros?. Que la vida del Padre Hoyos sirva para que también nosotros, como él, nos dediquemos de lleno a extender por el mundo el Reino de Cristo.

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