Fátima

Desde Fátima, lugar santo en el que tengo la gracia de estar en este día, se me ocurre una sencilla reflexión: ponernos en manos de María. Aquí, en este lugar de Fátima, la Virgen pidió a los tres pastorcillos que rezaran mucho y se sacrificaran por la conversión de los pecadores.
Hagamos nosotros lo mismo. Busquemos en este día algún momento para hacer un sencillo sacrificio. Ofrecer a María algo que nos cueste, y ofrecerlo para que tenga un sentido reparador de nuestros pecados y los del mundo entero.
A todos los que leéis este blog os aseguro en este día mi oración a la Madre, en Fátima.

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