Madre e Hijo

 Este fin de semana la familia agustiniana está de fiesta, pues celebramos hoy a Santa Mónica y mañana a San Agustin. Madre e hijo: ¡vaya madre y vaya hijo! Ambos un ejemplo para cualquier cristiano. De Santa Mónica podemos destacar la perseverancia en la oración. Contínuamente oraba por la conversión de su Hijo, hasta que lo logró de manos del Señor. De Agustín podemos tomar como ejemplo toda su vida, que es un claro ejemplo de la continua conversión a la que estamos llamados. 

Todos buscamos a Dios, de una u otra forma, porque somos religiosos por naturaleza. Agustín, cuando se convierte, señala aquella famosa frase tan conocida: "Tarde te amé, belleza infinita, hermosura siempre antigua y siempre nueva. Tarde te amé. Yo te buscaba fuera y estabas dentro". Busquemos a Dios en nuestro interior, que no es sinónimo de cerrazón, sino de descubrir la joya que todos llevamos dentro.
Agradezcamos hoy la vida de Mónica y Agustín, y pongámoslos como intercesores en nuestra vida. "Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti". Que esta frase de Agustín la tengamos hoy como cantinela continua en nuestro corazón y nos aliente a buscar a Dios por encima de todo.  

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