Tu nombre: JESÚS

En este día, 3 de enero, se celebra la fiesta del Santísimo nombre de Jesús. Ojalá que durante todo este día no nos cansemos de repetir ese nombre, el nombre del Mesías, del Salvador, del recién nacido de Belén. Hagamos nuestra esa palabra, y no dejemos de amar a Dios a través de la invocación de su precioso y santísimo nombre.


El libro Los Nombres de Cristo, de Fray Luis de León, está considerado como uno de los libros mejor escritos en castellano. Vale la pena leer todo el capítulo dedicado al nombre de Jesús, porque es como el compendio de todos los demás: Admirable, Enmanuel, Cordero, Luz, Consejero, Camino, Oriente, Pimpollo, Príncipe de la Paz. "El nombre de Jesús está en todos los nombres que Cristo tiene, porque todo lo que en ellos hay se endereza y encamina a que Cristo sea perfectamente Jesús. Jesús es su ser, Jesús son sus obras, Jesús es su nombre, esto es, piedad y salud". Ciertamente, Jesús y nada más que Jesús ha sido Jesús para nosotros, y diciendo Jesús decimos todo cuanto de Jesús decirse puede.

En el nombre de Jesús hay algo tan dulce y tan elevado, tan sublime y tan tierno, que no podemos pronunciarlo sin que se nos abrasen los labios y el corazón. Nombre santo y poderoso, más dulce que la miel y que el panal. Nombre que repetían ciegos y leprosos: "¡Jesús, Hijo de David, apiádate de mí! ¡Jesús, si quieres puedes limpiarme!" Nombre con cuyo poder curaba Pedro: "No tengo oro ni plata, pero en nombre de Jesús, levántate y anda". Nombre que han repetido y repetirán todas las generaciones, desde la niñez hasta la muerte. Y cuanto más desvalidos, más lo necesitamos: "Esos hombres con hambre de tu Nombre al hombro", escribe Rosales.


Hermosamente canta la liturgia: "Nada se piensa más dulce, nada se canta más suave, nada se escucha más grato que Jesús, Hijo del Padre". Nuestro Prudencio tiene un hermoso himno al nombre de Jesús. San Agustín, que tanto se deleitaba antes en el Hortensio de Cicerón, luego lo encontraba desabrido por no hallar allí el nombre de Jesús. Lope de Vega le dedica un Auto Sacramental, así titulado "El Nombre de Jesús". San Bernardino de Siena recorría Italia, precedido de un estandarte en el que figuraba el nombre de Jesús, predicando sobre las maravillas de este Nombre.

¡Ojalá que este dulce Nombre selle nuestros labios en la hora de la muerte!


No hay comentarios: