La fiesta de Nuestra Señora del Rosario nos invita a rezar con fervor e intensidad esta oración predilecta de María. El Rosario no es otra cosa que mirar la vida del hijo con los ojos de la madre, y sentir con la madre los mismos sentimientos que el hijo. Nuestra vida pasa por momentos de gozo y de luz, también de dolor y de gloria, y así, podríamos decir, que en nuestra vida se reproduce el Rosario.
Una oración, ésta, que no está pasada de moda, sino que sigue teniendo vigencia para todos nosotros, y nos anima a implorar de María su máxima protección y auxilio, sabiendo que no quedaremos defraudados.
Que nuestra Señora del Rosario nos acompañe, vele por nosotros, y de su mano lleguemos a su Hijo Jesús.
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