En el quinto día de la novena a la Virgen Milagrosa, seguimos invocando su intercesión para nuestra vida.
Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a Ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección, y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.
Día quinto
De las manos de María Milagrosa, como de una fuente luminosa, brotaban en cascada los rayos de luz. Y la Virgen explicó: Es el símbolo de las gracias que Yo derramo sobre cuantas personas me las piden, haciéndome comprender añade Santa Catalina lo mucho que le agradan las súplicas que se le hacen, y la liberalidad con que las atiende.
La Virgen Milagrosa es la Madre de la divina gracia que quiere confirmar y afianzar nuestra fe en su omnipotente y universal meditación. ¿Por qué, pues, no acudir a Ella en todas nuestras necesidades?
¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
Dios te salve, María...
Señor Dios nuestro, que por la Inmaculada Virgen María asociada a tu Hijo de modo inefable, nos das alegrarnos con la abundancia de tu bondad, concédenos propicio que sostenidos por su maternal auxilio, nunca nos veamos privados de tu providente piedad, y que con fe libre, nos sometamos al misterio de tu redención.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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