"Hambre de la Eucaristía"


Cada día el Señor se nos entrega en la Eucaristía. Jesús ha querido quedarse entre nosotros a través de las especies del pan y del vino para poder ser comido y adorado por nosotros. ¡Cuántas veces acudimos a la Eucaristía por rutina, o con distraciones, sin saber muy bien lo que celebramos!. Nos ayudará a tomar conciencia del gran regalo que se nos hace la preparación que tengamos antes de la Misa. Hemos de desear recibir a Jesús, debemos tener "hambre de la Eucaristía", al igual que nuestro estómago siente hambre cuando pasan unas cuantas horas sin comer. Si realmente deseamos el encuentro con Jesús a través de la comunión, el momento mismo de la Misa será para nosotros algo realmente bello y fructuoso, pues lo esperábamos con gozo.

Pidamos al Señor que nos conceda hambre de Él, al igual que Él tiene sed de nuestro amor. Miremos la cruz, sus brazos abiertos, y corramos como niños a su regazo, para poder recibir del Señor la misericordia y la paz de todo un Dios entregado por amor a nosotros.

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