Estamos en el XXXIII domingo del tiempo ordinario, ya casi al final del año litúrgico. Precisamente, el próximo domingo celebraremos la fiesta de Cristo, Rey del Universo, que pondrá fin al año litúrgico. Hoy la iglesia nos invita a meditar, a través de la parábola de los talentos, sobre todo lo que Dios nos ha regaladao, que hemos de ponerlo al servicio de los demás. Aquà os dejo el Evangelio de este domingo, para que nos ayude en nuestra oración.
El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes.
A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió.
Enseguida, el que habÃa recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores.
El que habÃa recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. 'Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquà están los otros cinco que he ganado'.
'Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'.
Llegó luego el que habÃa recibido dos talentos y le dijo: 'Señor, me has confiado dos talentos: aquà están los otros dos que he ganado'. 'Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'.
Llegó luego el que habÃa recibido un solo talento. 'Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido.
Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquà tienes lo tuyo!'. Pero el señor le respondió: 'Servidor malo y perezoso, si sabÃas que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrÃas que haber colocado el dinero en el banco, y asÃ, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. QuÃtadle el talento para dárselo al que tiene diez,
porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
Echadle afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allà habrá llanto y rechinar de dientes'.
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