Jesús, nuestro centro

Seguramente muchos de los que leéis este blog, aprendísteis en su momento esta bonita oración que os propongo a continuación. Muchos la rezan después de comulgar a Jesús en su corazón. Sin duda, nos ayudará a invocar a Jesús, a darle gracias por su misericordia con nosotros, y a pedir su fuerza para todos los días de nuestra vida. 

 

Alma de Cristo, santifícame. 
Cuerpo de Cristo, sálvame. 
Sangre de Cristo, embriágame. 
Agua del costado de Cristo, lávame. 
Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. 
Dentro de tus llagas, escóndeme. 
No permitas que me aparte de Ti. 
Del maligno enemigo, defiéndeme. 
En la hora de mi muerte, llámame. 
Y mándame ir a Ti. 
Para que con tus santos te alabe. 
Por los siglos de los siglos. Amén.

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