"Hago el mal que no quiero, y no hago el bien que quiero". Estas palabras que el apóstol Pablo hoy nos dedica en su carta a los Romanos, bien pueden aplicarse a cada uno de nosotros, los que nos confesamos seguidores de Jesús, y que muchas veces dejamos mucho que desear en nuestras palabras y obras.
Sabemos bien lo que tenemos que hacer. Jesús es para nosotros modelo de vida y aliciente para ser mejores, pero en muchas ocasiones puede más en nosotros el hombre viejo y la debilidad de nuestra carne, que nos invita a escoger el mal, lo más fácil, olvidando que el bien es lo que agrada a Dios y lo que construye un mundo mejor.
Que en este día busquemos el bien, y todo lo que tiene que ver con él, y que no nos cansemos de pedir al Señor la ayuda necesaria para hacer bien a los que tenemos al lado.
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