La gran Teresa de Jesús, cuya fiesta celebramos el pasado 15 de octubre, nos remite siempre a lo esencial de nuestra vida cristiana: "Solo Dios", "Solo Dios basta", Él es lo más importante de nuestra vida. Por eso, conviene que un día y otro recurramos a esa frase que Teresa de Jesús, y también San Rafael Arnáiz, tanto repitieron, y supieron vivir de una manera inigualable.
Pensemos y reflexionemos: ¿Vivimos cada día de nuestra vida con Jesús como compañero de camino? ¿Queremos y deseamos, en lo profundo de nuestro corazón, que solamente Dios ocupe el primer lugar? ¿Dejamos que Él penetre nuestro ser y nuestros sentidos y de esta manera seamos testigos suyos en medio del mundo?
Ojalá que los santos, ya cercana la solemnidad de todos ellos, nos estimulen a buscar a Dios en la vida cotidiana, y encontrándonos con Él, nuestra vida cambie y se transforme.
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