Hoy comparto con todos vosotros, cibernautas y los que visitáis este blog, una reflexión sencilla, pero que puede ayudarnos en nuestro caminar cotidiano en la vida espiritual. Todas las cosas que nos suceden no son por casualidad, todo tiene su por qué. Quizá en el momento en el que nos suceden no las comprendemos, no sabemos muy bien cómo interpretarlas, pero seguro que seremos capaces, tarde o temprano, con un poco de audacia, descubrir la presencia de Dios detrás de cada cosa.
Pienso que es la única manera de avanzar en nuestra vida espiritual. Vivir como si Dios realmente existiera, como si estuviera detrás de cada cosa. Eso es realmente mirar todo con los ojos de Dios, ver su mano poderosa que nos cobija y arropa, que nos sostiene y acurruca. ¿No es realmente precioso?. En estos días, la liturgia nos enriquece con la lectura del libro de Oseas, donde se nos dice que el Señor se desposa con nosotros, nos prefiere, nos ama a pesar de nuestro pecado e infidelidad..... ¡Qué esperanzador es esto!. Que María nos permita estar siempre cerca de su Hijo y nos llene de su paz y alegría.
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