Hemos celebrado ayer mismo la fiesta de la Inmaculada Concepción, que nos ayuda aponer, en medio del Adviento, nuestros ojos en María, que es la protagonista y quien lleva en su seno a Jesús. Sigamos mirándola a Ella, y sigamos preparando el corazón cogidos de su mano.
María nos enseña a esperar en Dios, a confiar en sus promesas, a ser dóciles a lo que Él nos pide...¡Cuántas cosas nos enseña la Virgen María!. Pidamos su intercesión, y sobre todo seamos capaces de decir cada día, con nuestras obras: "Hágase, Heme aquí, se cumpla en mí la voluntad del Señor".
Que en esta segunda semana de Adviento abramos nuestro corazón al niño Dios que ya está cerca, y hagamos de nuestro mundo una sociedad más justa y agradable para todos.
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