Domingo VIII del Tiempo ordinario

Es domingo, día del Señor; día para dedicar al descanso, la familia y también el encuentro con Dios que nos permita recuperar las fuerzas para la nueva semana que comienza. Es domingo, día en el que tenemos presente la resurrección de nuestro Dios, tenemos presente la creación, y caemos en la cuenta de la grandeza del Señor.

En este día, acudamos a la Eucaristía, recibamos a Jesús Sacramentado, acojámosle con lo mejor de nosotros, y tratemos de hacer un poco más feliz la vida de los que tenemos al lado.

He aquí el Evangelio de la Misa de este día, que nos sirva para poner todo nuestro corazón en Dios. "No se puede servir a dos señores". Y tú, ¿qué Señor escoges?. Yo, desde luego, optaré por el Dios y Señor del Universo. ¿Te animas?. Feliz domingo.




En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no le hará caso al segundo, en resumen, no se puede servir a Dios y al dinero.

Por eso os digo que no os preocupésis por vuestra vida, pensando qué comeréis o con qué os vestiréis. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valéis vosotros más que ellas?

¿Quién de vosotros, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento?

¿Y por qué os preocupáis del vestido? Mirad cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan. Pues bien, yo os aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?

No os inquietéis, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que vosotros tenéis necesidad de ellas. Por consiguiente, buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se os darán por añadidura. No os preocupéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones.
A cada día le bastan sus propios problemas”.

No hay comentarios: