Santo Cura de Ars, ruega por nosotros

Celebramos en este día a San Juan María Vianney, también conocido como el santo cura de Ars. Es patrón de todos los sacerdotes del mundo, y hace pocos años, cuando la iglesia dedicó un año a los sacerdotes, se puso este santo como figura y modelo para todos. Su cuerpo está incorrupto y puede visitarse en el pequeño pueblo francés de Ars.

Su vida pervive entre nosotros, y es por ello que a continuación os propongo algunos textos suyos que pueden ayudarnos para nuestra vida como cristianos.
Todos estamos llamados a la santidad por el bautismo, y los santos, han de ser para todos modelo y estímulo. Ellos no fueron extraterrestres, sino personas como nosotros, de carne y hueso, pero que se tomaron en serio su vida cristiana y llegaron hasta la cima más alta: la santidad.

Acojamos hoy el modelo del santo cura de Ars y trabajemos por estar cada día más cerca de Jesucristo.

"La oración es la elevación de nuestro corazón a Dios, una dulce conversación entre la criatura y su Creador". "Con la oración todo lo podéis, sois dueños, por decirlo así, del querer de Dios".
"La oración abre los ojos del alma, le hace sentir la magnitud de su miseria, la necesidad de recurrir a Dios y de temer su propia debilidad".

"Todos los males que nos agobian en la tierra vienen precisamente de que no oramos o lo hacemos mal". "Todos los santos comenzaron su conversión por la oración y por ella perseveraron; y todos los condenados se perdieron por su negligencia en la oración. Digo, pues, que la oración nos es absolutamente necesaria para perseverar".

"¡Cuántas veces venimos a la iglesia sin saber a qué venimos ni qué queremos pedir! Sin embargo, cuando se va a casa de cualquiera, se sabe muy bien por qué uno se dirige a ella. Los hay que parecen decirle a Dios: «Vengo a decirte dos palabras para cumplir contigo...». Con frecuencia pienso que, cuando venimos a adorar a nuestro Señor, conseguiríamos todo lo que quisiéramos, con tal de pedirle con fe viva y un corazón puro".


"Nuestras oraciones han de ser hechas con confianza, y con una esperanza firme de que Dios puede y quiere concedernos lo que le pedimos, mientras se lo supliquemos debidamente".


"Hemos de orar con frecuencia, pero debemos redoblar nuestras oraciones en las horas de prueba, en los momentos en que sentimos el ataque de la tentación".

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