Ser agradecidos con Dios

Toda nuestra vida debería ser agradecimiento, pero estamos muy acostumbrados a pedir. Nuestra oración casi siempre se reduce a pedir.

Podemos reconocer las maravillas que Dios hace en nuestro entorno, y en nosotros mismos. Todo es gracia de Dios, que nos ama a cada uno como somos y nos ayuda a superar nuestros defectos, nuestras desganas de estudio, nuestro poco rendimiento. Nos conoce muy bien a cada uno y sabe de nuestras necesidades. Nos ama más que nosotros mismos.

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasó por entre Samaría y Galilea. Al entrar en una aldea, salieron diez leprosos a su encuentro, que se detuvieron a distancia y se pusieron a gritar: "Jesús, maestro, ten compasión de nosotros". Al verlos, les dijo: "Id a presentaros a los sacerdotes". Y mientras iban quedaron limpios.

Uno de ellos, al verse curado, volvió alabando a Dios en voz alta y se echó a los pies de Jesús dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús dijo: "¿No han quedado limpios los diez? ¿Dónde están los otros nueve?¿No hubo quien volviera a dar gracias a Dios, sino este extranjero? " Y le dijo: "Levántate, anda; tu fe te ha salvado".

Jesucristo, que tiene un corazón tan sensible, manifiesta su satisfacción ante el agradecimiento del samaritano.

El agradecimiento es unos de los valores y de los sentimientos más nobles del corazón humano. ¿Cómo ves este valor en tí? ¿eres agradecido con todo lo que te rodea? Seguramente has pasado muchos momentos alegres y divertidos en las vacaciones, ¿te has acordado de dar gracias y alabar a Dios? Hoy tienes ocasión de hacerlo.

Gracias, Señor, por la vida que nos das. Gracias, Señor, porque nos quieres libres.
Gracias, Señor, por el don de la fe. Gracias por....

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