La Iglesia celebra en este jueves la fiesta de Jesucristo, sumo y eterno sacerdote, y lo hace para festejar a nuestro Señor como aquel que es sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. Todos los cristianos somos sacerdotes, profetas y reyes por nuestro bautismo, y estamos llamados a ejercerlo a imagen de Jesucristo, único sacerdote y mediador entre Dios y la humanidad.
Quizá sea buen día para pedir y rezar por los sacerdotes, así como por aquellos que se preparan para serlo. La llamada de Dios al sacerdocio es un don, pero exige una tarea no fácil, y la ayuda de Dios será necesaria para todos aquellos que han respondido generosamente.
Que Jesucristo sacerdote sea ejemplo y estímulo para todos los sacerdotes del mundo.
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